RAMON VELEZ DESDE PUERTO RICO COMENTA

La Romana de un ayer cercano.
Por Ramón Vélez
Especial para la Revista El Romanense.

San Juan. Puerto Rico. Hace más de cincuenta años que nací en La
Romana, mi hogar por muchos años estuvo en la calle Doctor Teófilo
Ferry, en el célebre sector de El Peñon, allí crecí y viví como todos
los romanenses de mi generación, los años cuarenta, cosas
completamente agradables. Recuerdo siempre, muchos y cada uno de
nuestros personajes de ese ayer que no estan tan lejos para nosotros y
que muchos de esta nueva generación, desconocen completamente.

Eran los tiempos, en que practicamente todos en la ciudad nos
conociamos, sabiamos quien era fulano y sutano, merecian un gran
respeto, los señores de mayor edad, a los cuales nadie se atrevia
decirle TU, a todos los tratabamos de USTED, pero esto no lo critico
hoy, ya que los tiempos cambian y por consecuencia también tienen que
cambiar hasta la formas de conllevarnos con los demás.

Mis años trascurrieron en la escuela Mercedes Laura Aguiar, donde
llegué cuando todavía se llamaba Presidente Trujillo y donde una
distinguida dama, Doña Flora Viuda Aliés, era su directora, acompañada
de magistrales maestras, como fueron Luisa Lamour, Consuelo Brito
Báez, Ligia Adams y otras que quizas mi memoria no puede recordar de
inmediato.

El preámbulo anterior, fue para iniciar en septiembre de 1958, con la
fundación del Colegio Santa Rosa, donde estuvimos desde que sus
puertas fueron abiertas hasta conformar parte de su primera promoción
de bachilleres, y también en el año escolar 1968-1969 estrenarnos como
maestros desde el séptimo curso, hasta el tercer año de bachillerato,
impartiendo varias interesantes materias, que me llevaron a estudiar
Educación en el CURE que no era otra que cosa que el Colegio
Universitario Regional del Este, que en San Pedro de Macoris, tenía
funcionando la gloriosa UASD.

En el 1958 comenzamos en el cuarto curso en el Colegio Santa Rosa,
alli teniamos muchos y buenos compañeros que todavía recuerdo como
fueron los tres hermanos Pumarol, entre ellos Chano y Chobyn, hijos de
don Bobo Pumarol, que tenía una tienda de efectos eléctricos, cerca de
la Iglesia Santa Rosa de Lima, a pocos pasos de un restaurante que hoy
es visitado por turistas y locales a plena capacidad.

También de esa época eran Luis Oliver y otros hermanos, estos hijos
del siempre recuerdado doctor Oliver Pino, que tantas cosas buenas
hicieron para nuestro pueblo él y su adorada esposa. También de esta
época, era un joven que hace años que no veo, Tuntún Bergés y su
siempre buen amigo Chamaco Pérez, hermano de doña Virginia Pérez de
Florencio, que por varios años fue Gobernadora de nuestro pueblo.
Menciono estos jóvenes, ya que fueron al igual que Pachuco Flaquer,
personas con las cuales siempre estábamos jugando en los momentos de
recreo. Mi memoria conserva más nombres y señalo esto para que muchos
no vayan a pensar que soy y estoy tan viejo que he borrado. Tambien
tengo en mi memoria a William Vidal Pichirilo así como a su hermano
Enriquito, ya que nuestras familias tienen lazos de consanguinidad, ya
que un tio de los Vidal Pichirilo, don Miguel Vidal, es el esposo de
mi tia Orfelina Ortíz Pérez, hermana de mi madre.

Igualmente mi memoria tiene como el primer día, a nuestra siempre
directora la Señorita Zaira Flaquer Saladín, quien además de llevar la
batuta del colegio, también impartía clases y no se me olvidan "los
reglazos" que daban y que enderezó a muchos de nuestros compañeros, ya
que habíamos algunos (me confieso hoy) que sabíamos hacer las cosas y
nos salvávamos de los reglazos. Doña Margarita del Rosario Viuda
Contreras, fue otra de las excelentes maestras que tuvo el Santa Rosa,
acompañados de Ludy Saladín, Marina Valoy, doña Dávila Rodríguez y
doña Carmen Luisa Martínez, tambien había una profesora apellido
Vanderhorts, que por años estuvo en el colegio, así como Virginia
González. En sus inicios, el colegio daba clases hasta las once y
treinta de la mañana y luego de dos de la tarde a cuatro ó cinco de la
tarde. Tuvo una época bastante larga, que solamente era de varones,
hasta que luego de convirtió en un centro de enseñanza mixto, para
gloria de muchos que comenzamos a ver compañeras a nuestros lado, pues
verdaderamente llegó un momento en que uno se cansaba de tener tantos
y tantos compañeros varones, hablando siempre lo mismo.

Mi memoria mantiene tambien fresca, muchas de las cosas silenciosas que
uno vivió en el Colegio, como fue un héroe de nuestro pueblo, que con
sus manos fabricó la gruta que desconozco si todavia existe en el
patio del colegio, pero en donde teníamos que ir a rezar el rosario en
los meses correspondiente en las actividades religiosas. Ese héroe era
Luis Ramón Peña Gonzalez o Peña Pons, (Papilín) que siendo ya
seminarista, fue asesinado por la dictadura de Rafael Leonidas
Trujillo y Molina, cuando el llamado Complot del 60, donde varios
jóvenes seminaristas y hasta algunos sacerdotes, ofrendaron sus vidas
por nuestra libertad. Papilín, era pariente de un grupo de jóvenes a
los cuales yo luego de di clases en el Santa Rosa que son los hermanos
Díaz Pons, recordando a Kety que se casó con Wilfredo Lama Garcia,
quien tambien fue mi alumno, hijo de doña Luisa y don Cocó, personas
de los cuales al igual que los padres de Kety, guardo gratos y buenos
recuerdos, para ellos mis saludos desde aquí y que me perdonen por la
mención que hago de ellos en este artículo.

Finalizada la dictadura de Trujillo, el país entra en una nueva etapa
y por supuesto el Santa Rosa, es parte de la misma, pues lentamente se
va transformando de un colegio Parroquial, en una institución de
reconocida capacidad, donde sus profesores, son ejemplo de integridad,
honradez y de una moral super excelente.
Cuando se inicia la etapa del bachillerato o escuela superior, el
Santa Rosa, recibía para los exámenes a los profesores del Liceo
Tiburcio Millán López, que vigilantes se mantenian caminando entre los
pupitres, durante el proceso de las pruebas semestrales, cosa que me
imagino hace años que ya no sucede en el plantel, por los tantos
cambios que ha sufrido el proceso escolar de nuestra nación.

No quiero finalizar esta primera entrega, sin dejar de mencionar a dos
profesores, que llegaron al colegio y de cuyos apellidos me recuerdo
que eran Cabezas y Paris, De Paris, se que se habia casado con una
joven de La Romana, pero de Cabezas, jamás he conocido ninguna
noticia. Eran dos personas llegados desde Cuba, luego del triunfo de
la Revolución que encabezó el Comandante Fidel Castro Ruz. Como las
edades eran tan marcadas, nunca llegamos a conversar profundamente con
ambos profesores, ya que apenas nosotros éramos unos adolescentes y
ellos ya eran unos hombres de edad, aunque no quiero decir que eran
viejos o ancianos, pero no estaban para compartir con nosotros sus
estudiantes, sus experiencias.

En las próximas entregas que les prometo tanto a ustedes como a mi
buen amigo, el editor de esta publicación Miguel Cotes, quien tambien
es casi mi pariente, pues tenemos familiares en común, le contaré mis
vivencias en los cuatro años del bachillerato.

(El autor de esta columna es graduado en Ciencias Sociales de la
Universidad Autónoma de Santo Domingo, ejerció el periodismo en La
Romana donde fundó el periódico deportivo "Vistazo", además de ser
profesor en el Colegio Santa Rosa y en el Colegio de las Monjas por
varios años).

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