EL CARNAVAL ROMANENSE

Todos los sectores sociales de La Romana trabajan para que el carnaval provincial sea más brioso y tenga un resurgir.

Una de las manifestaciones populares que forma parte de las tradiciones y costumbres del pueblo dominicano es la celebración de nuestro carnaval.

En los últimos dos años, el pueblo de La Romana ha dado muestra de una recuperación vigorosa, pues diferentes sectores de la sociedad se han volcado en colaborar, trayendo consigo una de las mejores fiestas tradicionales de nuestro pueblo.

El comité organizador, encabezado por Ricardo Bello, director de Bellas Artes y José Ignacio, del Artístico, han hecho de esta expresión cultural una industria efectiva, donde la confianza y el dinamismo puestos por estos señores ha hecho posible que las instituciones municipales, públicas y privadas les den un voto de confianza a esta esplendorosa fiesta carnavalesca.

El síndico José Reyes, a través del ayuntamiento municipal de la provincia, ha sido una pieza clave para el éxito alcanzado. Sus incalculables colaboraciones a las distintas comparsas, a través de su departamento de cultura, ha sido un ente motivador para que otras entidades, que han creído en el renacer del carnaval romanense, les ofrezcan su apoyo a muchas de ellas.

El costumbrista Dagoberto Tejeda no se queda atrás y presenta sus credenciales como asesor cultural y enlaces con los demás pueblos que también son partícipes de las celebraciones y están presentes como invitados, lo que le da una mayor vistosidad al evento.

La empresa Central Romana y su rama hotelera participa de manera activa a través de sus agrupaciones artísticas y enviando a los turistas para que disfruten de estas festividades tan nuestra.

La elaboración de las caretas del Toro cojuelo son una inspiración del máximo exponente de las artes visuales, José Ignacio, quien ha interpretado el deseo de una comunidad que quería tener su propia identidad carnavalesca y lo ha logrado.

Aquí los Diablos cojuelos no existen, el Toro ha ocupado ese espacio. Su presencia en cada animación ha sido muy acogido por la población cansada de ver rostros diabólicos y borran de momento algunos comentarios que se tiene sobre el carnaval dominicano, donde la figura de Lucifer ha sido la base de la suspensión de esta celebración.

En definitiva, el carnaval romanense está concebido para el pueblo y el turista que nos visita y sus manifestaciones populares cada día brillan más, gracias a las diferentes personas que de una u otra manera trabajan activamente en él.

Un sector que no puede quejarse es el comercio informal, que hace su “agosto” (aunque las celebraciones se realicen en febrero y marzo), porque se dinamiza una población que se entrega cien por ciento al trabajo y al carnaval.

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